La crisis generalmente comienza con la conciencia de una ausencia de significado y que finalmente no puede ser solucionada por la simple recombinación de los componentes externos de la vida del individuo. La persona siente un anhelo mucho más profundo que no puede ser satisfecho por un simple aumento de sueldo o promoción, casamiento o una nueva propiedad. Las soluciones ordinarias no tienen ningún atractivo.
Naturalmente, algunas personas nunca descubrieron el significado y finalidad de la vida, pero esas personas probablemente están esperando de forma equivocada a que la vida les coloque el significado en sus manos. Las personas que reclaman crónicamente y que no tienen ambición no están sufriendo una crisis espiritual. Los que están en una crisis espiritual poseen un sentimiento de que alguna cosa está intentando despertar dentro de sí propios. Solo no saben cómo hacer para verlo.
Miedos nuevos y extraños son el segundo síntoma de una crisis espiritual. Esos miedos no son ordinarios, tal como el miedo al abandono y al envejecimiento; en su lugar ellos hacen que la persona se sienta como si el o ella estuviese perdiendo el contacto con un sentido de identidad personal. “Yo ya no tengo la certeza de quien soy ni de lo que quiero en mi vida” es un relato patrón de una persona saturada con la energía del séptimo chacra.
El tercer síntoma es la necesidad de experimentar devoción a alguna cosa mayor que el propio individuo. Los muchos textos psicológicos disponibles actualmente que describen las necesidades de los seres humanos raramente mencionan nuestra necesidad fundamental de devoción; sin embargo, todos nosotros necesitamos biológica y energéticamente estar en contacto con una fuente de poder que trascienda las limitaciones y el tumulto humanos. Precisamos estar en contacto con una fuente de milagros y de esperanza.
La devoción dedica una parte de nuestra mente consciente a la personalidad inconsciente eterna que a su vez nos conecta directamente con una presencia divina. Incluso los momentos breves y pasajeros con esa presencia y con su poder infinito ayudan a la mente consciente a librarnos de los miedos de la vida y el poder humano deja de comandar nuestra atención.
Nuestra necesidad de devotarnos a un poder superior encontró varios substitutos impropios; devoción a una asociación, a un partido político, a un equipo deportivo, a un programa de ejercicio personal, incluso a una cuadrilla de las calles. Todos esos substitutos terrenos eventualmente decepcionarán a los devotos. Por más que hagan ejercicio, envejecerán. Ustedes pueden permanecer sanos durante el proceso, pero aun así van envejecer.
Mucho de la angustia que las personas sienten cuando son dispensadas de compañías a las que sirvieron lealmente durante años, sin duda, ocurre porque su lealtad contenía un elemento de devoción inconsciente. Esperamos que nuestras devociones, nuestras cosas e personas terrenas nos devuelvan una calidad de poder que pueda cuidar de todos nuestros sufrimientos, pero ningún ser humano o asociación posee tal poder. Ningún gurú, ministro o pastor puede administrar la energía de los devotos durante mucho tiempo sin algún tipo de escándalo. No fuimos hechos para devotarnos a un ser humano: la devoción debe ser direccionada hacia arriba, para que nos pueda llevar con ella.
La ausencia de significado, la pérdida de la identidad personal y la necesidad de devoción son los principales síntomas indicativos de que una persona entró en la “noche oscura”. Ciertamente esas características son similares a dilemas psicológicos comunes que las personas experimentan. Sin embargo, cuando su raíz es espiritual, las personas no poseen la motivación para culpar a otros por las crisis. Al contrario, el o ella percibe que la causa de la crisis está dentro de si mismo. La inadecuación de los componentes externos de la vida de una persona es una consecuencia de la crisis espiritual y no la causa.
Un director espiritual hábil puede ayudar una persona a atravesar la “noche oscura”, que posee muchos desafíos envolviendo intensas cuestiones psicológicas. El consejo psicológico patrón buscaría la causa, estudiando los patrones negativos en el relacionamiento del individuo, de la infancia hacia adelante. Aunque la identificación de esos patrones sea ciertamente útil también para el acompañamiento espiritual, un director espiritual investiga, como prioridad el contenido del dialogo interno de una persona en relación a las cosas del espíritu, tales como:
Que tipo de preguntas hace, que buscan esclarecimiento para la finalidad de su vida?
Que miedos posee, que están relacionados con su comprensión de Dios?
Usted ya consideró su vida sin significado, cuando la sopesó según un contexto espiritual?
Cuales son sus fantasías espirituales? Por ejemplo, usted cree que buscar un camino espiritual lo vuelve superior a las otras personas, o que eso hace que Dios esté más consciente de usted que de los demás que no están tan envueltos en la práctica espiritual como usted?
Usted ya pidió, en la privacidad de sus oraciones o pensamientos, aclaraciones cuanto a los motivos por los que le parece difícil tener fe en Dios?
Siente que ya fracasó, de alguna forma, en las elecciones que hizo para si mismo?
Está consciente de ya haber violado sus propias reglas espirituales?
Usted ya deseó ser sanado?
Usted ya deseó conocer a Dios, en un nivel más profundo de lo que actualmente?
Esas no son cuestiones psicológicas comunes. Podemos volvernos más abiertos a recibir las respuestas a esas preguntas reorganizando nuestra vida de forma a remover los bloqueos mentales y emocionales. Esa reorganización al principio hará que la persona se sienta peor, a medida que experimenta la “noche oscura del alma”, a través de la cual vendrá a conocer el contenido de su mente y corazón; confrontará los miedos y creencias, buscará conscientemente el lado sombrío y retará a los dioses falsos que desisten de su control sobre la psique humana sin lucha.
Muchas veces la enfermedad es un catalizador de la transformación espiritual y de la “noche oscura”. Per, ahora con 49 años, proyecta navíos – una carrera que le trajo gran suceso financiero. Durante años, Per viajó por el mundo, lidiando con hombres poderosos de negocios y apreciando una brillante vida social. A los 43 años, Per fue diagnosticado como HIV positivo. Después de un año de su diagnóstico, su madre, con quien tenía una relación muy íntima, falleció. La combinación de estos dos eventos traumáticos hizo que Per cayese en un periodo de desespero y depresión.
Antes de ese año trágico, Per no tenía ninguna vida espiritual. Como el siempre decía, esa dimensión no tenía finalidad en su vida. Sin embargo, después de la muerte de su madre, buscó la asistencia de un ministro, pero sacó poco consuelo del lado religioso de su familia.
A pesar de ello, Per siguió trabajando, sin contarle a nadie su condición física y espiritual. Se volvió cada vez más callado e con miedo de que las personas descubriesen su enfermedad. La combinación de miedo y soledad casi llevó a Per a un colapso nervioso. Redujo sus compromisos de trabajo y decidió que tenía que salir de la ciudad por algún tiempo.
Por eso volvió a la casa de campo de su madre que estaba localizada en un lugar un poco aislado, en las montañas. Para mantenerse ocupado, Per reformó la casa. Durante la noche, la única cosa que podía hacer para pasar el tiempo era leer, de modo que cierta mañana se fue a la ciudad más cercana para encontrar una librería. Esa fue su introducción a la literatura de salud alternativa y espiritualidad.
Per volvió a la casa de su madre cargado de material de lectura y durante meses no hizo nada más que educarse en las prácticas de salud alternativas, incluyendo los beneficios de la meditación y de la visualización. Inspirado, Per, comenzó a meditar. Al mismo tiempo, alteró sus hábitos alimentares, pasando a tener una dieta estrictamente votada hacia la sanación. Con su aislamiento, meditación y dedicación a la macrobiótica el adoptó un estilo de vida similar al de un monje.
A medida que los meses iban pasando, Per sentía un creciente optimismo y esperanza. El intentaba mantener su espíritu “en el momento presente” y conscientemente hacia todo lo que podía para resolver sus negocios inconclusos. Durante sus meditaciones, el pasó a experimentar un estado transcendente de consciencia. A principio no tenía idea de lo que le estaba sucediendo; solo sabía que la sensación era maravillosa.
Per comenzó a leer libros sobre misticismo y descubrió descripciones de experiencias místicas que se acercaban a su estado transcendente. Entonces, durante una meditación, dijo que “visitó el cielo” y sintió su espíritu separarse de su cuerpo y entrar en una dimensión de “éxtasis más allá de la conciencia humana”. En ese estado todos los miedos de Per se desintegraron y el se sintió “eternamente vivo”.
Después de eso, Per decidió volver a trabajar. A cada día que pasaba, se sentía cada vez más fuerte. Volvió a su médico para otro examen de sangre y aunque su sangre aun contenía el virus del AIDS, su sistema inmunológico había vuelto a un estado máximo de salud. Per ahora se describe como “más lleno de vida, ahora que enfrenté la muerte”, de lo que jamás fue anteriormente. Toda su vida está centrada en su práctica espiritual, dice el, e incluso su creatividad llegó a un nivel nuevo.
“Yo no sé cuanto tiempo viviré aun”, me contó Per, “pero la verdad es que, aunque no estuviese contagiado por el virus, también no lo sabría. Creo, irónicamente, que ese virus me volvió más sano espiritualmente. Yo vivo de manera más plena ahora de lo que ya vivi alguna vez antes y siento una conexión con un lugar que es más real para mí que esta tierra y esta vida. Si alguien me ofreciese todo lo que conozco y experimento ahora y entonces me dijese que la única forma de llegar a ese lugar sería volviéndome HIV positivo, creo que concordaría, porque ese lugar interior es mucho más real que cualquier otra cosa que ya experimenté antes”.
La jornada espiritual de Per no solo incorpora la “noche oscura” como también irradia el poder del espíritu de volverse más fuerte que el cuerpo. Esta es la saga de un hombre que encontró un camino espiritual para algo que sentía en falta hace mucho tiempo: una devoción a algo mayor de lo que el mismo.
Como suportar la "noche oscura"
Suportar la “noche oscura” exige fe, oración y si es posible un director espiritual. Si fuere imposible encontrar un director espiritual, pueden volverse hacia la literatura espiritual en busca de apoyo. (ver bibliografía). Encontrar una persona que comprenda la naturaleza de la jornada puede parecer como encontrar un bote salva-vidas. Mantenga un diario, registre sus pensamientos y sus oraciones y sobretodo, aténgase a la verdad de que todas las noches oscuras terminan con una luz iluminando el nuevo camino.
Devótese a una forma diaria de oración con la que se sienta confortable. La devoción – no la obsesión – es una fuerza extremadamente sanadora y reconfortante. Rece en periodos específicos todos los días: al despertar, al medio día talvez y antes de dormir. La calidad de la oración no es medida en tiempo, pero si en intención. Incluso cinco minutos por día todas las mañanas y noches es lo suficiente. Si ciertas oraciones le traen un sentido de tranquilidad, entonces haga de ellas una parte de su devoción diaria.
Ron, de 57 años es un ex-sacerdote católico que ganó la reputación nacional de que tenía habilidad de curar personas. El descubrió esa habilidad cuando aún era un joven padre. El describe su primera experiencia con la cura de este modo:
“En la primavera de 1976, me pidieron que hiciese una palestra para un grupo de personas de varias formaciones religiosas, sobre el poder de Dios. En esa época, estaba intentando atravesar la distancia entre tradiciones religiosas diferentes. Al concluir la palestra un hombre me preguntó si yo “rezaría por las personas enfermas que participaban de ese grupo”.
Creí que el me estaba pidiendo que orase por esas personas en la privacidad de mi hogar, por lo tanto, le aseguré que lo haría. luego que di la respuesta, el se fue hasta le micrófono y anunció que “Ron quedaría muy feliz por rezar por la cura de las personas presentes que están enfermas”.
Cuando el hizo ese anuncio, casi tuve un paraje cardíaco. Teológicamente yo creía en el poder de Dios, pero el “poder sanador de Dios” era otra cuestión. Aproximadamente doscientas de las casi cuatrocientas personas en el auditorio se llegaron hacia adelante para ese momento de oración. Sin saber que hacer, pedí orientación y fui intuitivamente guiado a simplemente colocar mis manos sobre las personas y dejar que el poder de Dios hiciese lo que precisaba ser hecho.
Me acuerdo claramente de la primera persona de pie delante de mí. Coloqué una de mis manos sobre su cabeza y –por mero habito – hice la señal de la cruz sobre su cuerpo con mi otra mano. Yo no sentía nada excepto miedo y pasé rápidamente por la multitud para que pudiese hacer una salida rápida.
Aproximadamente cuatro meses después, esa misma mujer apareció a la puerta de mi iglesia para contarme lo que le sucediera desde entonces. Ella sintiera algo como un relámpago pasar por su cuerpo en ese día, acompañado de una voz interior que le decía para volver a su médico y hacer nuevos exámenes. Fue lo que ella hizo para descubrir que estaba totalmente curada del cáncer. Quedé estupefacto.
A partir de entonces, mi vida tomó una dirección que no planeara conscientemente. La cura espiritual se volvió mi mayor objetivo. Las personas me comenzaron a buscar pidiendo ayuda y aunque yo no comprendiese como la podría fornecer, esa frase de San Francisco penetró en mi consciencia: “Haced de mi un instrumento de vuestra paz”.
Esta oración sugería que yo me debería entregar a una fuerza mucho mayor que la mía, en quien podría confiar para realizar el trabajo. Yo solo necesitaba ofrecer a esa “fuerza espiritual” un “vehículo para que ella pudiese operar”.
La “noche oscura” de Ron empezó en 1987, cuando el percibió que quería dejar el sacerdocio. Una serie de eventos lo llevó a creer que no podría sobrevivir en la atmosfera política de la iglesia y seguir sus enseñanzas, que el sentía que eran incompatibles con las enseñanzas de Jesús.
“Quede literalmente tomado por el desespero, depresión y sentimento de inadecuación”, dijo Ron. “Sin embargo eso no fue lo bastante para que yo dejase la iglesia, con miedo de lo que los demás podrían decir, especialmente ni familia. Yo estaba viviendo con miedo de la mente tribal. A pesar de ello cuando realmente salí, tuve el apoyo de mi familia.
“Entonces una serie de eventos me forzó a enfrentar a mí mismo, a mí soledad, en una situación difícil que me trajo todo a la superficie. Yo creo realmente, que estaba dedicado a avanzar en mí conciencia espiritual, pero un profundo conflicto se desarrolló entre mí y un obispo. Durante aquel mismo periodo recibí una invitación para el show de entrevistas de Joan Rivers.
En esa época yo estaba teniendo una crisis de identidad. Yo había pasado veinticinco años como sacerdote, pero Joan Rivers me introdujo como un médico espiritual que sanaba a través de la oración. Fue como si alguien me hubiese dado con un martillo y dicho: “ahora esta es su identidad”. Fue entonces que la luz comenzó a volver a mi vida.
Mientras volvía a mi casa en el avión desde Nueva York, después de ese show en la TV, decidí que dejaría el sacerdocio. Poco después, encontré un maestro profundamente espiritual que me dijo que yo sería capaz de trascender la religión y volverme más convincente de ese modo de lo que como un padre – un comentario que me chocó. Aunque yo hubiese dejado el sacerdocio institucional, aún sentía que era un sacerdote en el significado más profundo de la “orientación”.
“Pasé a seguir el camino de la cura espiritual. Dejé atrás todos los apegos que conocía. Mantuve las verdades místicas que aprendí como sacerdote, pero no traje conmigo las enseñanzas religiosas. Nuevas oportunidades se abrieron inmediatamente para mí, como por ejemplo dentro de la comunidad médica.”
Ron es ahora una voz de liderazgo en la cura, no solo de personas que precisan de ayuda, como también para los que son motivados a volverse médicos espirituales. Su comprensión de la naturaleza de la cura a través de la oración es valiosa para todos:
“En primer lugar, vamos definir lo que significa ser un médico espiritual ordenado. Un médico espiritual ordenado es aquel que está abierto a la energía de Dios a través de la oración y que utiliza esa energía para sanar personas, así como el planeta. Muchas personas que se dicen médicos espirituales, aunque con buenas intenciones, no son lo que llamo de médicos espirituales “ordenados”.
La señal característica del médico espiritual ordenado es haber atravesado una “noche oscura” y suportado la sensación de abandono de Dios. El significado del abandono, lo percibo ahora, es que este representa una pregunta de Dios: “Ustedes son capaces de creer en Mí incluso en la noche más oscura?”.
“El propio espíritu se quiebra durante el abandono y ustedes perciben que la única forma de salir de ese infierno es volviéndose hacia Dios y aceptar los acuerdos del divino, independientemente de lo que el cielo les pida a partir de ese punto. La memoria de la “noche oscura” sigue en sus consciencias como un punto de referencia, manteniéndolo alineado con Dios, humilde y siempre consciente de que la resurrección puede llegar en cualquier momento, por más sombría que sea la noche.
“Qué tipo de personas busca mi ayuda? Personas con enfermedades incurables e incidentalmente la gran mayoría de ellas se siente abandonada por Dios, aparte de punidas por Ele también. Su actitud da a entender: “si es eso que Dios quiere, yo lo puedo aceptar”, pero ellas ciertamente no están siendo sinceras. Su conflicto es obvio, más allá de su enfermedad física, ellas están muriendo de miedo de quedar sabiendo el motivo porque su espíritu está sufriendo tanto.
Algunos encuentran el coraje de decir a Dios, mientras yo rezo por ellos: “Estoy dispuesto a recibir Su gracia y usarla como lo hizo Jesús, para curar mis miedos y perdonar a los que preciso perdonar”. Yo sospecho que ellos reciben la gracia que destruye la enfermedad física.
“Que significa, realmente, la cura por la oración? Significa invocar a Dios para agraciarnos de una forma que permita que nos sintamos más poderosos que la enfermedad.
“Todas las enfermedades pueden ser curadas? Si, naturalmente. Pero eso no significa que todas serán sanadas. A veces una persona necesita suportar la enfermedad por motivos que la ayudarán a confrontar sus propios miedos y negatividad. Y a veces llegó la hora de que esa persona muera. La muerte no es enemiga; el miedo a la muerte lo es. La muerte puede muy bien ser la suprema experiencia de abandono – es por eso motivo que somos compelidos a intentar entrar en contacto con aquellos que ya se fueron, para asegurarnos de que tendremos una fiesta de recepción cuando lleguemos.
“la sanación a través de la oración se está volviendo cada vez más verosímil como consecuencia de esa Nueva Era de conciencia espiritual?
Sí, si comprendemos cual es el verdadero sentido de la auténtica oración. La oración representa la conexión consciente del individuo con Dios. La oración auténtica no significa volverse a Dios para conseguir algo; significa volverse a Dios para estar con alguien. La oración no se refiere tanto a nuestras palabras para Dios, pero si nuestra vida con Dios. cuando eso es comprendido, entonces la oración se vuelve “energía medicinal”.
“Después de dejarme, las personas necesitan seguir su propia vida de oración con Dios. Pensar en mí, como el responsable o pensar que yo tengo algún poder que ellas no tienen es un error que viene de creer que los sacerdotes poseen una conexión más profunda con Dios, que la que los comunes de os mortales no tienen. Este es un gran error y una equivocación, el individuo necesita buscar una vida espiritual responsable y personal. Yo solo doy la partida inicial en la energía, pero la persona precisa mantener el vehículo operacional.”
La obra de Ron representa la reemergencia de una forma de sanación que siempre estuvo presente y que siempre tuvo que existir: ser curado a través de la fe, en el momento presente.
Nuestra meta en esta tierra es transcender nuestras ilusiones y descubrir el poder innato del espíritu. Somos responsables por lo que creamos y por lo tanto tenemos que aprender a pensar y actuar con amor y sabiduría y vivir para servir a los demás y a toda la vida.
Cuestiones para auto-examen
1. Cuales fueron las preguntas para las cuales usted pidió orientación durante la meditación o durante los momentos de oración?
2. De cuales respuestas a esas preguntas les tendría más miedo?
3. Usted negocia con Dios? Le reclama a Dios más de lo que le expresa gratitud? Tiende a rezar por cosas especificas en lugar de rezar como una forma de gratitud?
4. Está dedicado a algún camino espiritual especifico? Si no, cree que necesita alguno? Tiene substitutos profundos a quien es devotado? Si es ese el caso haga una lista e avalúa su relación con ellos.
5. Cree que su Dios es más auténtico que la divinidad de otras tradiciones espirituales?
6. Está esperando que Dios le mande una explicación para sus experiencias dolorosas? Si es ese el caso, haga una lista de esas experiencias.
7. Como cambiaría su vida si Dios decidiese súbitamente responder a sus preguntas? Y como cambiaria si la respuesta que usted recibiese fuese: “Yo no tengo la intención de darle cualquier aclaración sobre sus preguntas en este momento de su vida”? como estaría preparado para actuar entonces?
8. Ya inició e paró una práctica de meditación? Si es ese el caso cuales fueron los motivos que lo impidieron seguir?
9. Cuáles son las verdades espirituales que usted sabe que no está siguiendo? Haga una lista de ellas.
10. Usted tiene miedo de una conexión espiritual más cercana con la divinidad debido a los cambios que ello podría acarrear a su vida?”
Traducción: Lúcia
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